La comunicación no es solamente palabras
Como broche de oro del último día del 5to Congreso Nacional de Comunicación: Verdad y Ética en la Era Digital”, el Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede, el Arzobispo y Monseñor Claudio María Celli habló acerca de “La verdad en la era digital: Pensamiento y visión de la Iglesia Católica”, en la cual centró su discurso en el gran desafío de comunicar en una nueva cultura donde se necesita “inventar cosas nuevas, ser creativos y afirmar la presencia con contenido”.
Recalcó una y otra vez que la vocación del periodista es “la búsqueda de la verdad, caminar hacia ella y ayudar a los demás a caminar hacia ella también. No somos solo comunicadores sino profundos educadores del pueblo”, sin embargo, dijo además que el creerse dueño de la verdad con una actitud vanidosa y arrogante sólo nos aparta de ella, “no somos dueños ni poseedores de la verdad, es ella la que nos posee y nos motiva, vive en nosotros y nos permite transmitir al mundo la luz de Cristo”, por esa razón el comunicador debe poseer humildad, sencillez y ejercicio intelectual, “ser humildes servidores del evangelio para ser gigantes en el espíritu, en eso consiste la riqueza de vuestra vocación, es aquí vuestro camino” dijo según palabras del Papa Benedicto XVI.
Recordó además de que Cristo es la Verdad y que por medio de él la podemos conocer y transmitir, “esta buena noticia descubre la racionalidad en todo lo creado”, para eso el comunicador necesita tener amor, ya que “no se puede avanzar en el conocimiento de algo si no hay amor, ni amar lo que no tiene racionalidad. Verdad y amor van unidos”. Sin embargo, eso no significa que debemos ser meros racionalistas, ser comunicador implica “proponer y acreditar la fe ante la inteligencia de los hombres, no de manera fría, sino viviéndola”, pues todos poseen esa sed de verdad, sobre todo la juventud que necesita y “está sedienta de auténticos maestros”.
Nos habló también se su experiencia con el Santo padre, quien está muy positivo frente a las posibilidades que ofrece el mundo digital, “es un hombre de 84 años que mira esta realidad con interés y admiración. No se imaginan cómo se pone cuando le mostramos cómo se hojean las páginas en un Iphone”.
Sin embargo, aclaró a su vez de que la Iglesia es consciente de los peligros que todo esto acarrea, “en internet encontramos cosas muy importantes, como también lo peor”, como ejemplo citó a la situación europea, que siendo un continente laico, ha demostrado últimamente una creciente preocupación por la protección de los niños ante todas las amenazas que implica la red, según estadísticas 76% de los niños navegan solos en internet, sin la presencia de sus padres, una situación que fomenta la preocupación de los adultos.
Ante el gran desafío que implica el ser un católico periodista hoy en día, explicó que estamos sumergidos ante una realidad comercial donde el periodista se juega la conciencia y la vida todos los días. Para eso se necesita tener una fuerte identidad católica que “no es una simple etiqueta que se quita y se pone según la ocasión, sino que significa hasta qué punto uno está enamorado de Jesucristo, es algo que nace del corazón”, afirmó. Por esa razón expresó la importancia de la formación, “sin formación tambaleo, porque la vida no es fácil” y recordando una frase de Cristo dijo “ustedes son como corderos en la boca del lobo, por eso muchas veces uno prefiere esconderse porque tiene miedo a ser mordido”. Reconoció además la ardua tarea del comunicador que a menudo desata en su interior una lucha entre lo que tiene que informar y lo que debe informar, “la tarea del comunicador es entusiasmante, es una gran vocación, pero a veces se sufre y se sufre adentro”.
Recordando a las nuevas generaciones dijo que “debemos ofrecer la luz de Cristo a las personas de cada época”, ya que “la relación comunicativa a traviesa a toda la realidad de la Iglesia. El Dios en el que creo es un Dios de comunicación. La Iglesia si no comunica, no es Iglesia” concluyó.
“La comunicación no es solamente palabras”, expresó. “Las palabras bonitas, serias, que tocan el corazón, necesitan de silencio. Uno necesita de silencio para hablar y para escuchar al otro”. El periodista debe ser como “lámparas que alumbran sin hacer ruido”.
Pero antes que nada exhortó a todos a no perder el compromiso con el hombre y la mujer del mundo real, a redescubrir las grandes potencialidades de las nuevas tecnologías, pero sobre todo a llevar a cabo una comunicación de comunión, “no ser sólo técnicos sino pastores, misioneros, para que otros tengan vida en Él”. Luego agregó: “el mensaje que llevamos no es nuestro, es más grande que nosotros. Hay un misterio de Dios y de gracia que va más allá de lo que decimos y comunicamos”.
Durante el congreso también se leyó la declaración del mismo para luego finalizar la orquesta de instrumentos reciclados que deleitó al público con temas clásicos, nacionales e internacionales, culminando luego con una bendición final del Monseñor Celli, quien asombrado ante la música hecha de instrumentos rescatados de la basura, recordó al milagro de Jesús al transformar el agua en vino, diciendo “con lo poco que tenemos Él hace maravillas”.
Texto: Noemi Sanches Riveros